QUE TODOS SEAN UNO PARA EQUE EL MUNDO CREA Jn 17,21
   
 
  EL CAMINO DE MARIA



 

PRESENTACIÓN
 
Este sencillo trabajo, al que le doy el calificativo de “pildoritas Marianas”, y elaborado desde la experiencia y vivencia de la Madre del Señor en el Santuario de María Auxiliadora en Sabaneta, quiero ofrecerlo como un subsidio que pueda ayudar a mis hermanos sacerdotes a amar más a María, la que caminó llevando, anunciando y buscando a Cristo; y a la vez, pueda servir igualmente como pequeña catequesis Mariana para los fieles que tanto la quieren.
 
Es un aporte que desde el Santuario de María Auxiliadora, ya de amplio reconocimiento, se hace para todas las parroquias de la Arquidiócesis de Medellín.
 
Que este tema 'El Camino de María', ayude a muchos a entender la vida de fe como un verdadero camino o peregrinación hacia Dios, y facilite igualmente a muchos peregrinos que vienen a Sabaneta, la comprensión de su experiencia de fe en este santuario, a la luz del Camino de María.
 
Pbro. Gonzalo de Jesús Betancur Montoya.
 
 
EL CAMINO DE MARÍA ILUMINA EL CAMINO SACERDOTAL
 
Todo el camino que María hace, según vemos en el dato que los evangelios nos ofrecen, tiene como característica que es un camino con Jesús o hacia Jesús. Pues bien, el ministerio sacerdotal, entendido como proyecto de vida que se vuelve camino, no puede hacerse si no es desde Jesús, con Jesús, hacia Jesús. En este sentido el camino de María es también una luz que ilumina el camino sacerdotal.
 
En un sencillo comentario meditativo quiero hacer este paralelo:
La vocación de María, o sea, el llamado que Dios le hace a ser la Madre del Mesías tiene la respuesta humilde: "Aquí está la esclava" (Lc 1, 38), y con una total disponibilidad: "Hágase en mí según tu palabra" (Lc 1, 38); respuesta dada al ángel después de haber discernido, es decir, de haber tenido la claridad del llamado y llena de fe para obedecer a Dios. Aquí empieza María su peregrinación o itinerario de fe. Igual el sacerdote: él también dice sí a Jesús para configurarse con Él y ser su ministro, después de un período de discernimiento en la fe.
 
Dice el evangelista Lucas que, "Y María dio a luz su hijo primogénito" (Lc 2, 7); ésta es la manera sencilla y simple como narra el acontecimiento del nacimiento del Salvador, convirtiéndose ella en Madre, dándonos a Jesús. La misión del sacerdote no está lejos de este hecho: a él le toca dar a Jesús; con el anuncio evangelizador, hace que Cristo nazca en cada hombre. No es problema decir que el sacerdote también da a luz a Jesús cuando, con las palabras de la consagración se hace presente en el altar.
 
María huye a Egipto por orden divina; desde este momento la descubrimos como protectora de la vida; con razón el pueblo cristiano la invoca con expresiones tan significativas: Auxilio, Refugio, Socorro, de igual manera, cuando el sacerdote anuncia a Jesucristo, entonces predica la vida y se compromete con ella, defendiéndola en nombre de Jesús.
 
La misión de María es dar a Jesús. Cuando se dirige al templo para presentar al niño y ofrecerlo a Dios hace un ritual de ofrenda como era la costumbre en el momento. ¡Qué bien esta imagen y escena para el sacerdote! El sacerdote está ofreciendo permanentemente a Jesús en la Eucaristía: lo lleva a los enfermos, los tristes y abandonados. María está en peregrinación de fe, siempre portando a Jesús; y esta figura se vuelve modelo para el sacerdote.
 
El ministerio sacerdotal estará fortalecido y animado cuando vaya al lado de María con la más absoluta certeza de que se está en compañía de Jesús. La vocación de la Virgen y la vocación sacerdotal se entienden como un caminar hacia Jesús y un deseo inmenso de escucharlo.
 
Nos narra San Marcos que estando Jesús en medio de la multitud llega su Madre acompañada de unos familiares, y afirma el evangelista que llegan en actitud de búsqueda (cf. Mc 3, 20 21). La vida del presbítero tiene que estar impregnada de una fuerte espiritualidad Mariana. El sacerdote mirando a María que busca a Jesús, encuentra las motivaciones suficientes para hacer de su ministerio una permanente búsqueda de Jesús.
 
El poder de mediación de María, que leemos en las bodas de Caná, ayuda a los sacerdotes a tener más conciencia de su ministerio mediador: el sacerdote presenta a Dios las súplicas del pueblo y ofrece la víctima; así María: presenta a Jesús la necesidad: "No tienen vino"(Jn 2, 3), y luego con la seguridad y certeza de madre, da la orden: "Hagan lo que Él diga" (Jn 2, 5). ¡Qué bien el sacerdote realizando una misión al estilo de María!
 
Finalmente el camino de María también es de pasión y dolor: San Juan nos la presenta "al pie de la cruz" (Jn 19, 25). Seguramente después de haber hecho el recorrido de la cruz siguiendo a su Hijo, culmina en el Calvario participando del acto redentor.
 
Pues el sacerdocio que se entiende como abnegación, renuncia y entrega, también tiene cruz. No puede haber sacerdocio auténtico sin cruz. Con razón en el día de la ordenación el Obispo ha dicho al ordenando: "Conforma tu vida con la cruz de Cristo".
 



EL CAMINO DE MARÍA
 
Estas son nueve pildoritas Marianas en las cuales quiero meditar en un tema que, creo, pocas veces se ha abordado: 'El camino de María', mirando el recorrido que ella hizo y que se vuelve 'peregrinación de fe'.
 
Es un pensar en María desde el dato evangélico, un pensar sencillo que quiero convertirlo en meditación cristiana. Cada una de las meditaciones va a contemplar a la Virgen de Nazaret, cuando al desplazarse por diversos motivos en su misión de Madre de Jesús, llega a diferentes lugares convirtiéndolos en metas cargadas de significación. Así nos la presentan los evangelios.
 
Veamos:
 
1.      María en camino a Judá: Lc 1, 39 – 40
 
"Se levantó María y se fue con prontitud a la región montañosa, a una ciudad de Judá, entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel"
 
María parte de Nazaret de la región de Galilea, en el norte, y peregrina hacia Judá, en el sur. En Nazaret ocurrió la Anunciación y desde el momento en que respondió  afirmativamente al ángel, empieza un camino, un viaje, 'presurosa', es decir con fuerza, con intensidad, que presenta un doble carácter:
 
a. Exterior, visible en el tiempo y en el espacio, en largos desplazamientos.
b. Interior, es una "peregrinación a través de la fe". (JUAN PABLO II. Redemptoris Mater n° 25).
 
Este largo camino de María, seguramente no estuvo exento de dificultades: no sabemos cuánto duró, ni qué encontró en su recorrido. Sabemos sí, que ella se dirigió al pueblecito de Ain Karim, donde vivían Isabel y Zacarías, meta de llegada con signos mesiánicos muy reveladores.
 
La visita de María a Isabel no obedece a una simple motivación humana; en ella lo que hay es una fuerza interior, un dinamismo espiritual que le permite afrontar con gran valor la rudeza de un recorrido físico, quizá 'tortuoso'. Por eso, es necesario contemplar a la Virgen de la Visitación desde ese "camino interior" que en palabras de Juan Pablo II "se trata de una peregrinación a través de la fe, de una peregrinación en el Espíritu Santo". (JUAN PABLO II. Redemptoris Mater n° 25).
 
Si el camino que María emprende hacia Judá fuese sólo exterior, es decir, un simple viajar, quedaría reducido a las fatigas de una jornada y por lo tanto sería un hecho completamente intrascendente pero, el camino de María adquiere una dimensión trascendente: Ain Karim es el escenario donde María es reconocida como "La Madre de mi Señor" (Lc 1, 43), como la "dichosa porque ha creído" (Lc 1,45), y "bendita entre las mujeres" (Lc 1, 42).
 
Veamos a la Virgen Madre haciendo camino, pero como portadora de Cristo; a ella no la entendemos sola; ella hace del camino a Judá la mejor peregrinación para anunciar a Cristo, terminando con el grito de bienaventuranza de Isabel y el salto de gozo de la criatura en su vientre.
 
Cuando se sabe el final de un camino, entonces se recorre con confianza y seguridad, en cambio, un camino sin saber a dónde conduce no es realizable. María sabe a dónde va y qué la motiva, tiene "los ojos fijos en Jesús" (cf. Hb 12, 2) y por eso es 'peregrinación de fe' al caminar llevando a Cristo. Con razón el pueblo cristiano la invoca: "Ven con nosotros a caminar, Santa María, ven" o "Bajo tu amparo nos acogemos".
 
Aprendamos de María a caminar en la vida llevando a Cristo y, 'Con los ojos fijos en él’
 
2.      María en Camino a Belén: Lc 2, 1-7
 
"Subió también José desde Galilea, de la ciudad de Nazareth, a Judea, a la ciudad de
David, para empadronarse con María, su esposa, que estaba en cinta"
 
¡Qué bello camino el que recorre María hacia el nacimiento! Han pasado nueve meses de gestación y se acerca el momento glorioso. Allí donde se anunció la Encarnación, empieza su segunda peregrinación de fe para llegar a donde nacerá la Salvación. ¡De
Nazareth a Belén! ¡Del anuncio del ángel al cumplimiento!
 
Camino a Belén significa un dinamismo que culmina en nacimiento; es camino para ver la salvación. Sí, María camina para "estar presente como la que es feliz porque ha creído" (Ibídem)
 
"María está presente en la misión y en la obra de la Iglesia que introduce al mundo al reino de su Hijo". (Ibídem)  "La Iglesia también camina como peregrina por la historia dando a luz a nuevos hijos".5 ¡Qué bello paralelo entre la Iglesia y María! Así los presenta el Papa Juan Pablo II. "La Iglesia va anunciando la cruz del Señor hasta que venga". Igualmente "la Virgen Madre está presente constantemente en este camino de fe del pueblo de Dios hacia la luz". (Op. Cit No. 35)
 
Un gran privilegio para Belén ser el destino final de María para dar a luz a Jesús. Toda meta de llegada de María es un lugar que toma significado porque llega Jesús. Mirar a María desde esta óptica del camino de Belén, es sencillamente mirar un horizonte donde yo vislumbro a Jesús que nace ¡Magníficos los caminos que me ayudan a ver nacer al Salvador!
 
Un censo ordenado por el gobernante origina un desplazamiento de María y José; un acontecimiento humano culmina en un hecho divino; pero es María la que le sirve a Dios de instrumento para este trueque de lo humano a lo divino. Ella dice sí al ángel y Cristo empieza en el tiempo. Ella dice sí a la orden del censo y Cristo nace en Belén.
Extraordinario modelo tenemos los cristianos. Estamos llamados a la obediencia a las cosas humanas cuando son para nuestro bien; y estamos llamados a la obediencia de las cosas divinas siempre, porque ellas acercan a Dios.
 
La Iglesia aprende de María el sentido peregrino, recorre y camina a lo largo de la historia anunciando a Cristo, permitiendo que Él nazca en muchos creyentes.
 
3.      El Camino de María al Templo: Lc 2, 22 32
 
"Llevaron a Jesús (sus padres) a Jerusalén para presentarle al Señor como está escrito en la ley del Señor"
 
Un nuevo camino de María: en esta ocasión con un claro propósito religioso, cumplir con fidelidad las normas y prescripciones religiosas; sabe que todo primer hijo varón debía ser consagrado al Señor. A pesar de que Jesús no necesitaba ser consagrado, sin embargo es llevado al templo y, aunque María tampoco necesitaba del rito de purificación, ella cumple y va a Jerusalén.
 
Aquí contemplamos un nuevo camino y peregrinación de la Madre de Jesús. Este recorrido con José y portando a Cristo, tiene una triple significación:
 
a. Es un camino con profundo sentido de obediencia religiosa, obediencia de la fe; en esto la Virgen es modelo admirable. Que la fe mueva a actuar, que el compromiso religioso ponga en movimiento, es lo que nosotros debemos revisar e imitar.
 
b. Un camino de purificación o para terminar en un acto de purificación. Pero aquí está el bello contraste, ya que "es Jesús quien purifica y limpia".
 
c. Jesús niño, presentado por sus padres en el templo, es el gran signo de la entronización mesiánica, Jesús empieza a dar un nuevo sentido al templo: el culto a Yahvé ya no es sacrificando animales, ahora es un nuevo culto, Cristo ofrecido al Padre.
Este camino de María tiene una faceta nueva, ya no lleva a Jesús en el vientre, lo lleva en los brazos, con los gestos propios de una madre, cargarlo significa abrazarlo, supone la ternura maternal.
 
María vuelve a hacer “camino interior”, “peregrinación de fe” Jerusalén, a donde todo israelita debía peregrinar por lo menos una vez al año, es lugar y meta de la llegada de María. Era consciente la Virgen Nazarena de este deber religioso, por eso, este nuevo camino adquiere dimensión oblativa, y este punto de llegada, el templo, es nuevamente escenario profético y mesiánico, allí será reconocido Jesús como "Luz para iluminar" (Lc 2, 32), como "salvación" (Lc 2, 30) y como "gloria de Israel" (Lc 2, 32).
 
4.      El camino de María a la Pascua: Lc 2, 41 -50
 
“Sus padres iban todos los años a Jerusalén a la fiesta de la Pascua. Cuando tuvo doce años subieron ellos, como de costumbre a la fiesta"
 
Esta faceta de María es aún más plena de significado, se trata de la Pascua. María, como buena judía sabía que Israel había dado el paso de la esclavitud a la libertad; Pascua traduce paso y algo más allá del significado, María sabía celebrar la Pascua, por eso, su camino hacia Jerusalén cada año es festivo, renovador, sin embargo, en la raíz camino interior peregrinación de fe misma de la Pascua está el sufrimiento para llegar a la liberación, igual esta experiencia de María, con la fiesta estuvo también la pérdida del niño.
 
El dolor y la angustia que les produjo fue grande. ¿No se percibe un contraste muy interesante en este episodio? Jesús mismo es la Pascua pero está en otra Pascua; entonces su Madre se va preparando para la verdadera experiencia pascual. Con razón a ella se le ha llamado la Virgen de la Pascua. Aquí cabe un nuevo nombre: 'Camino pascual', el que ahora hace María, y que anuncia el verdadero que es Cristo, cuando pasa de la muerte a la vida.
 
¡Qué interesante mirar el final de este camino! el Padre. El encuentro de María y José con el niño en el templo es incomprensible: "Hijo ¿Por qué nos has hecho esto?" (Lc 2, 48) es el reclamo amoroso de María. "¿No sabían que yo debía estar en las cosas de mi Padre?" (Lc 2, 49), es la respuesta de Jesús.
 
Conclusión: María hace camino festivo, con el final doloroso, con perspectiva del Padre.
 
5.      El Camino de María a Nazareth: Lc 2, 39 -40. 51
 
"Así se cumplieron todas las cosas según la ley del Señor, volvieron a Galilea, a su ciudad de Nazaret […] Bajó con ellos y vino a Nazaret y vivía sujeto a ellos. Su
Madre conservaba cuidadosamente todas las cosas en su corazón."
 
Estas dos referencias o datos evangélicos muestran de una manera sencilla el regreso a casa de José y María. ¿María de camino a casa? ¿María que regresa al hogar? Sí, nos parecería poco común esta escena, dado que tendemos a divinizar a María, es decir, a pensarla ajena a todas estas realidades humanas; pero no es así, la santidad de María, su innegable virtud, el ser la escogida de Dios para tan alta misión, pero en medio de lo sencillo y ordinario hace que sea para nosotros un verdadero modelo de mujer y de madre. En camino hacia el hogar, la Madre del Señor va tejiendo en el pensamiento todos aquellos quehaceres propios de una familia llena de virtudes, y creando un ambiente en el que Dios se complace en su obra.
 
Entretanto Jesús "crece en sabiduría y en gracia ante Dios" (Lc 2, 52). Esta es la familia de Nazaret: humilde, sin grandezas, pero en la que Dios va haciendo también camino.
 
6.      El Camino de María a Egipto: Mt 2, 1-18
 
"Después que ellos se retiraron (los magos) el Ángel del Señor se apareció en sueños a José y le dijo: levántate, toma contigo al niño y su Madre y huye a Egipto. Él se levantó y se retiró, tomó de noche al niño y a su Madre y se retiró a Egipto"
 
Una salida de noche. Aquí encontramos otro camino de María con las siguientes características: a. Es el camino en el que "La Madre del Redentor tiene un lugar preciso en el plan de la salvación" (Juan Pablo II, Redemptoris Mater No. 1), o sea, un camino a través del cual María se convierte en protectora de la vida.
 
b. Un camino en el que descubrimos a María como "exordio de la Iglesia"8, y por lo tanto de la salvación. Qué bueno pensar con estas palabras de Juan Pablo II, en María como exordio, para concluir que ella traza el principio inmediato de la Iglesia y de la salvación. Con este desplazamiento forzoso de María a Egipto se muestra claramente el camino de sufrimiento que la Iglesia ha realizado en la historia.
 
c. Un largo camino de prueba y de dolor, pero a la vez una mirada de esperanza hacia el horizonte: proteger la vida de Jesús. ¡Quién lo creyera! Salvar la vida de aquel que después salvará la vida de todos.
 
d. Egipto es la meta del desplazamiento, del exilio de María. La Virgen Madre, llamada auxiliadora con inmensa razón por el pueblo cristiano, precisamente porque huyendo de la persecución de Herodes protege a Jesús. ¡Qué consuelo saber que la Virgen experimentó el desplazamiento! Hoy podemos invocarla como abogada de los desplazados, la protectora de los caminantes forzados por la violencia, la auxiliadora de los que están sin rumbo.
 
7.      El Camino de María hacia Jesús: Mc 3, 31-35
 
"Llegan su Madre y sus hermanos, y quedándose fuera, lo mandan a llamar”
 
¿Dónde estaba Jesús? ¿Dónde estaba su Madre? Por el contexto del pasaje evangélico, María estaba buscando a Jesús ¿Cuánto tiempo hacía que ella no lo veía? ¿Cuánto tiempo hacía que no iba a su casa? Deducimos con facilidad sus quehaceres. María busca a Jesús, camina hacia Él. Es propio de toda madre buscar a su hijo, interesarse por él. La Virgen sale de su casa e inicia su recorrido, va hacia el Maestro de Galilea, parecería confundirse con el resto de la multitud que se dirige a Él, pero en ella hay un dinamismo mayor: es Jesús, Hijo y Salvador, el que le origina esta búsqueda. En el ministerio público de Jesús está incluida María.
 
De esta escena del evangelio deducimos que María nos enseña y motiva a caminar hacia Jesús. Posiblemente fueron muchos los momentos y ocasiones en que la Virgen fue hacia su Hijo. No podemos olvidar que Jesús afirmó: "Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida" (Jn 14, 6). Hallarlo es saber por dónde debo ir, eso hizo María: lo buscó, lo halló y caminó con Él. Los creyentes nos llamamos Marianos porque aprendemos a caminar con María para llegar hasta Jesús. Siempre hemos oído decir que con María damos el paso a Jesús.
 
Tenemos " ", pero en compañía de la Virgen nazarena, porque ella también está con su mirada fija en Jesús; así, somos verdaderos discípulos porque le aprendemos a seguir, y con María porque ella es la primera discípula. Hoy, las ocupaciones, responsabilidades y situaciones complejas del mundo nos pueden hacer perder el rumbo, es decir, nos pueden desviar del camino de Jesús; mantengámonos cerca de María para garantizar esa direccionalidad cierta. Por eso, cuando le cantamos: "junto a ti María como un niño quiero estar", queremos decirle que así como el niño se siente seguro en brazos de su madre, así de seguros nos sentimos al lado de la Virgen para no desviarnos de Jesús. los ojos fijos en Jesús.
 
8.      El Camino de María al Calvario: Jn 19, 25-27
 
"Junto a la cruz de Jesús estaban su Madre, la hermana de su madre, María, mujer de Cleofás y María Magdalena"
 
Esta es la peregrinación de la cruz: la Virgen recorrió el Vía-Crucis o camino de la cruz, camino de dolor que termina con la exaltación de su maternidad espiritual. La presencia dinámica de María en la vía dolorosa es la más clara demostración de su identificación con el acto redentor de Cristo.
 
"Es significativo que al dirigirse Jesús a su Madre desde lo alto de la cruz, la llame "mujer”, con esta misma palabra se habrá dirigido a ella en las Bodas de Caná" (Ibídem 24) ¿Cómo dudar que detrás de la palabra 'mujer', que pronuncia Jesús, está el símbolo de una fortaleza? ¿Cómo no concluir que en María dolorosa encontramos la síntesis de un camino que ella ha recorrido para llegar hasta Jesús, y que ese camino se llama vía-crucis? La Virgen es consecuente con la misión de su Hijo Jesús, es decir, sintió en lo más profundo de su ser de Madre, la necesidad de recorrer la vía del dolor de Jesús; con razón el pueblo cristiano la ha llamado 'Virgen de los Dolores'.
 
El Camino de María hacia el Calvario, siguiendo las huellas de Jesús, es la mejor figura de la Iglesia que también ha sufrido su propio vía - crucis a lo largo de la historia. Jesús cargó la cruz y subió hasta la cima, meta definitiva para redimir. Levantado en alto se convierte en una fuerza poderosa que atrae, igual María, pues subió hasta la cima para ser elevada y exaltada.
 
Concluimos que, para un discípulo de Jesús no puede haber camino de dolor sin la esperanza de una meta donde llegar para superar el dolor. Para eso tenemos la persona de María: en ella vemos el modelo de fortaleza para emprender nuestros propios caminos de sufrimiento.
 
9.      El Camino de Oración de María: Hch 1, 12-14
 
"Entonces se volvieron desde Jerusalén desde el monte llamado de los Olivos…todos ellos perseveraban en la oración con un mismo espíritu, en compañía de algunas mujeres, de María, la Madre de Jesús y de sus hermanos"
 
¿Se puede hablar de un camino de oración? Aún más, ¿tenemos datos suficientes para hablar del camino de oración de María? Los grandes maestros de la espiritualidad cristiana, en verdad hablan del camino de oración, es decir, de cómo el cristiano va haciendo una experiencia de oración durante su vida, que le permite avanzar hacia grados muy altos de espiritualidad. Es el caso de Santa Teresa de Jesús, San Juan de la Cruz, y de muchos otros santos.
 
Camino de oración quiere decir, grados, etapas, instancias, experiencias, perfección en la oración. No es difícil concluir que María hizo camino de oración: a ella la ha reconocido la Iglesia como modelo de mujer orante; sin duda alguna que desde la Anunciación hasta la Cruz, a María la ubicamos en actitud contemplativa y orante. Ella es la que mejor ha hecho camino de oración, si no ¿tendría sentido que la escogida para ser la Madre del Señor y Salvador, fuese una mujer distraída, dispersa, sin oración?
 
Y desde la resurrección hasta Pentecostés, integrada a la comunidad apostólica la vemos 'perseverante en la oración y unida a ellos'. Para lograr el camino de la oración se necesita la perseverancia. Y María es modelo de ello; la que llevó al Salvador en su seno, la que lo acompañó en todos los momentos; avanzó en ese camino de espiritualidad.
ESTE ES EL DÍA DEL SEÑOR, "ESTE ES EL TIEMPO DE LA MISERICORDIA"
 
PASTORAL SACERDOTAL DE LA ARQUIDIOCESIS DE MEDELLIN
 
SEÑOR DANOS SACERDOTES
SEÑOR DANOS MUCHOS SACERDOTES
SEÑOR DANOS MUCHOS SACERDOTES SANTOS
"POR ELLOS ME SANTIFICO" Jn 17,9
 
¡Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de los misericordias y Dios de toda consolación, que nos consuela en toda tribulación nuestra para poder nosotros consolar a los que están en toda tribulación, mediante el consuelo con que nosotros somos consolados por Dios! Pues, así como abundan en nosotros los sufrimientos de Cristo, igualmente abunda también por Cristo nuestra consolación. Si somos atribulados, lo somos para consuelo y salvación vuestra; si somos consolados, lo somos para el consuelo vuestro, que os hace soportar con paciencia los mismos sufrimientos que también nosotros soportamos. Es firme nuestra esperanza respecto de vosotros; pues sabemos que, como sois solidarios con nosotros en los sufrimientos, así lo seréis también en la consolación.
(2Corintios 1,3-7)
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Teléfono: 3012719
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